El país sin IVA que no tiene desempleo, indigencia, huelgas ni robos: Andorra

ANDORRA. Se trata de un principado ubicado dentro de España que fue durante mucho tiempo conocido como paraíso fiscal, aunque eso quedó atrás, la presión fiscal sigue siendo la más baja de Europa e incluso menor a la de Estados Unidos, recibiendo una inversión extranjera anual del 5% del PBI. El desempleo no existe, tampoco los paros, la indigencia ni la delincuencia. Este lugar lo comparte junto a Suiza, país con baja presión tributaria y elevados salarios que se ubica entre los dos primeros lugares en cuanto a calidad de vida en el mundo y desarrollo humano. 

Una de las peculiaridades es que no existe Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), sino un impuesto similar llamado Impuesto General Indirecto (IGI) y que es del 4,5 %. Uno de los aspectos que hacen que la fiscalidad andorrana sea tan atractiva es que el índice impositivo es del 10 % como máximo y se reduce a un 5 % en el caso de rentas que estén entre 24.000 y 40.000 €. Si la renta es inferior a 24.000 € al año, no es necesario tributar por el IRPF.

El principado tiene un porcentaje de paro del 1,5%, el más bajo desde que se recopilan los datos sobre la población activa y notablemente por debajo de las economías vecinas y de la media europea
Andorra consolida la recuperación económica que inició lentamente a principios del año 2014, incrementando a un ritmo del 3% anual los puestos de trabajo.

La tasa del 1,5% sitúa el paro en Andorra muy por debajo de sus vecinos europeos como España con una tasa de paro del 14,5% y Francia del 9,1%, y la media de la Unión Europea es del 7%. Así, el Principado es de nuevo un país con un paro prácticamente inexistente, después de que la pasada crisis económica hiciera aflorar por primera vez esta realidad.

En efecto, entre abril de 2007 y diciembre de 2013, la economía andorrana acumuló casi siete años consecutivos de destrucción de puestos de trabajo, perdiendo asalariados, especialmente, en el sector de la construcción y las obras públicas. La lenta recuperación se inició en enero de 2014, y en los dos últimos años, una vez superada la incertidumbre generada por la crisis de Banca Privada de Andorra, la economía del Principado ha incrementado el número de puestos de trabajo a un ritmo del 3% anual.

En paralelo a la recuperación de los sectores tradicionales del comercio minorista, los servicios turísticos, la banca y la construcción, los servicios empresariales han crecido con fuerza, en los últimos años, y se han consolidado como el tercer sector con más asalariados del país pirenaico, solo superado por el retail y el hotelería. Este nuevo sector económico ha crecido con la apertura de la economía a la inversión extranjera, implementada a partir de finales de 2012, y la firma de convenios para evitar la doble imposición que, hasta hace pocos años, castigaba y hacía prácticamente inviable la exportación de servicios desde Andorra.


Equilibrio presupuestario
El Gobierno de Andorra presentó la semana pasada la liquidación del presupuesto de 2018, en el que logró un superávit de gestión por sexto año consecutivo, y un ligero déficit de caja equivalente al 0,08% del PIB. Desde 2013, el ejecutivo andorrano ha mantenido los números rojos a raya, haciendo un esfuerzo para equilibrar las cuentas: en los años 2013, 2016 y 2017 cerró el presupuesto con superávit, y en 2014, 2015 y 2018 con déficits que oscilan entre el 0,08% y el 0,5% del PIB.

Los siete Comuns (ayuntamientos) que forman Andorra han seguido la misma línea de equilibrio presupuestario, y la deuda pública global del país ha pasado de los 1.032 millones de euros, en 2012, a los 992 millones, en 2018. Siete años atrás, la deuda pública global (Gobierno central y Comuns) representaba el 41,9% del PIB; en diciembre del año pasado, este porcentaje ya había bajado más de seis puntos, situándose en el 35,8% del PIB. Estas cifras de endeudamiento contrastan también con las de los dos grandes vecinos del Principado: en España, la deuda representa un 97,2% del PIB, y en Francia, un 99%.

Nuevo paradigma
Los años de la crisis y la recuperación económica han sido años de reformas que han cambiado algunos de los pilares sobre los que se había fundamentado el crecimiento de la economía andorrana a lo largo de las décadas. En una década, el Principado ha pasado de ser una economía sin impuestos directos, con secreto bancario y prácticamente cerrada a la inversión extranjera, a desplegar un nuevo modelo impositivo con una tributación directa de un tipo máximo del 10%, plenamente cooperante en materia fiscal y en la que la inversión extranjera ya representa un 5,6% del PIB.

La entrada de la economía andorrana en el nuevo paradigma de la apertura, la diversificación y la transparencia debe consolidarse en los próximos años con la firma de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, que permita al Principado formar parte del mercado interior sin necesidad de ser miembro de la Unión y preservando determinadas especificidades propias de un país de reducida dimensión territorial. El Gobierno y la totalidad del arco parlamentario de Andorra aspiran a poder concluir un acuerdo que otorgue al país un estatus similar al de Liechtenstein, que desde 1995 participa en el mercado interior en el marco del Espacio Económico Europeo.