Por Daniel Orloff
Canal 12 difundió un informe que, a primera vista, parece irrefutable: cierre de empresas, caída del empleo industrial y expectativas negativas. Todo respaldado por cifras, porcentajes y fuentes sindicales. Sin embargo, el problema no está en los números en sí, sino en cómo se los presenta, se los mezcla y se los interpreta.
Porque decir medias verdades con datos reales no es informar: es construir un relato.
Es cierto que la industria argentina atraviesa dificultades. Nadie serio lo discute. También es cierto que hubo pérdida de empleo registrado y cierre de empresas en distintos sectores desde fines de 2023. Pero lo que Canal 12 omite (deliberadamente) es el contexto histórico, sectorial y metodológico de esos datos.
El informe citado habla de alrededor de 138 mil empleos privados perdidos en casi dos años, de los cuales unos 42 mil corresponden a la industria manufacturera. El resto se concentra en construcción, minería, transporte y otros rubros. Sin embargo, el título sugiere una hecatombe exclusivamente industrial, y peor aún: instala la idea de 250 mil empleos industriales destruidos, una cifra que no se desprende de ninguna estadística oficial seria.
Lo mismo ocurre con el supuesto “cierre de más de tres mil plantas”. En rigor, los datos refieren a empleadores registrados que dejaron de figurar en el sistema, no necesariamente a fábricas cerradas con persianas bajas, máquinas apagadas y obreros en la calle. Allí se mezclan PYMES, firmas unipersonales, constructoras sin obra y empresas que ya venían inactivas desde antes.
Pero el problema de fondo no es técnico, es político.
Canal 12 (como saben medio financiado por el Estado provincial) toma informes elaborados por sindicatos y consultoras con una clara posición ideológica, los presenta como verdades absolutas y los utiliza para reforzar una narrativa: todo empeora exclusivamente por el gobierno nacional. No hay comparación con años anteriores, no hay mención al arrastre de la crisis, no hay referencia a los niveles históricos de inflación, déficit, emisión o distorsiones heredadas.
La industria argentina ya estaba estancada antes de diciembre de 2023. El empleo privado venía cayendo de manera intermitente desde 2018. Durante la pandemia se destruyeron más puestos de trabajo que los que hoy se citan, y sin embargo nadie hablaba entonces de “colapso definitivo”.
Eso no significa que la situación actual sea buena. Significa que no es honesto presentar cada ajuste, cada corrección o cada caída coyuntural como el Apocalipsis, especialmente cuando durante años se naturalizó un modelo que destruyó el salario, licuó el ahorro y expulsó inversiones.
Otro dato llamativo: el informe asegura que el 75% de los empresarios ve peor el presente y el 86% espera que empeore. ¿A quién se encuestó? A sindicatos. No a empresarios. No a cámaras productivas. No a PYMES independientes. Es decir, se consulta a actores con una posición tomada y luego se generaliza como “sensación empresaria”.
Eso no es periodismo. Es militancia con planilla Excel.
La Argentina necesita discutir seriamente su modelo productivo, su competitividad y su industria. Pero esa discusión no puede darse sobre titulares inflados, cifras mezcladas ni diagnósticos apocalípticos diseñados para erosionar políticamente a un gobierno.
Cuando un medio estatal decide usar datos reales para reforzar conclusiones falsas, deja de informar y empieza a operar.
Y eso, en democracia, es tan grave como mentir sin números.
Nota de Canal 12:
https://www.canal12misiones.com/noticias-de-misiones/economia/el-efecto-cascada-de-la-macroeconomia-nacional-cerraron-mas-de-tres-mil-plantas-y-se-perdieron-250-mil-empleos
