¿QUO VADIS, MISIONES?

En Misiones el siglo XXI es el siglo de Carlos Rovira. Su proyecto de poder progresó tanto como la vida en Misiones se estancó. Y hay que hacer un gran esfuerzo mental para imaginarse un mañana diferente y cercano. Por eso, a la pregunta formulada, ¿adónde vas Misiones?, la respuesta que se tornó invariable desde hace más de dos décadas: a ningún lado.
El 10 de diciembre de 1999 Carlos Eduardo Rovira asumió la gobernación de Misiones por el Partido Justicialista y de la mano de su mentor, Ramón Puerta. Como ya sabemos, después se las arregló para reducir a tamaño microscópico al justicialismo y a Puerta y armar una estructura feudal en donde el progreso rápido solo es directamente proporcional a la capacidad de convertirse en servil. Termina el 2025 y la oposición y el periodismo no son más que la nostalgia o la esperanza de unos pocos.
Si en dos años los intereses de Javier Milei chocan con los de Rovira los libertarios irán por la “Rosadita”. Si eso no pasa, y podría no pasar, en el gobierno habrá otro lacayo de Rovira.
Vivir en Misiones es vivir estancado. En el único lugar en el que avanza es en los encabezados de los portales de noticias cuyos escribas compran la yerba y las chipas con la cada vez más miserable pauta oficial.
Es todo un desafío encontrar felicidad donde confunden la paz con la quietud.
“No es que tengamos poco tiempo. Es que perdemos mucho”, dijo el filósofo romano Séneca.
Es mucho el tiempo que Misiones ya perdió manejada por esta gente.
Y no.
No va a ningún lado.
Walter Anestiades