Al respecto, la concejal Adriana Kosnicki explicó que «un presupuesto debe ser un instrumento claro, transparente y verificable. Sin embargo, el presentado por el Ejecutivo no detalla adecuadamente las obras y omite información esencial para evaluar su real impacto en la calidad de vida de los obereños».
«Otro punto central son las facultades delegadas del Artículo 7 de la ordenanza que permiten al Intendente modificar el presupuesto aprobado sin límites.
Es decir, el Concejo dedica tiempo y recursos para analizar un presupuesto que luego puede ser alterado en un 100%. Esto desnaturaliza la función de control que tenemos como concejales».
«La experiencia reciente lo demuestra: en el presupuesto 2025 se habían aprobado ciertas obras, pero el Ejecutivo terminó destinando una parte considerable de los recursos a una ciclovía que los vecinos no pidieron, no usaron y que se rompió a los pocos días».
Y detalló que «mientras tanto, Oberá tiene otras prioridades urgentes:
• Barrios enteros sin agua potable.
• Calles intransitables por la cantidad de baches.
• Sectores sin alumbrado público, donde las familias deben caminar a oscuras cada noche».
«Por todo esto, y porque la ciudad necesita un rumbo serio y responsable, desde nuestro interbloque PRO votamos de manera negativa este presupuesto».
