Óscar Thomas: el silencio renovador en la causa de los cuadernos



El arquitecto misionero, exdirector de Yacyretá y hombre de confianza del poder provincial, fue acusado en la causa de los cuadernos K por integrar la red de sobornos que manejaba millones en efectivo. Mientras tanto, en Misiones, el oficialismo calla. Y ese silencio es tan político como sospechoso.

El nombre de Óscar Thomas incomoda. Fue el rostro misionero dentro de uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia argentina: la causa de los cuadernos, donde el chofer Óscar Centeno registró durante años las entregas de dinero de empresarios a funcionarios kirchneristas.

Thomas, quien dirigió la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) entre 2003 y 2015, manejó una caja millonaria con base en Misiones y línea directa con el Ministerio de Planificación Federal. Durante ese tiempo, las obras se multiplicaban, los contratos se firmaban en serie y la represa se convirtió en una fuente inagotable de recursos… y de sospechas.

En 2018, cuando estalló la causa, Thomas fue el último prófugo del expediente, evadiendo la justicia durante 48 días hasta ser detenido en Buenos Aires. El juez Claudio Bonadío lo procesó como parte de la asociación ilícita liderada por Cristina Fernández de Kirchner. Y desde entonces, su nombre quedó marcado por el dinero, la política y la impunidad.

Pero lo más grave no es lo que hizo Thomas.
Lo grave es quién lo apadrinó.

Porque Thomas no llegó a Yacyretá por mérito técnico, sino por política: era hombre de confianza de Carlos Rovira, el fundador y cerebro de la Renovación misionera. Fue funcionario provincial antes de escalar al cargo nacional, y su gestión se alineó a la perfección con el proyecto kirchnerista.

Entonces surgen las preguntas incómodas, las que en Misiones casi nadie se atreve a hacer:

👉 ¿Hasta qué punto la Renovación conocía los movimientos de Thomas?
👉 ¿Quiénes se beneficiaron políticamente de su poder dentro de Yacyretá?
👉 ¿Puede un funcionario manejar miles de millones sin la venia de su espacio político?
👉 ¿Por qué la Renovación jamás dio explicaciones públicas ni deslindó responsabilidades?

El caso Thomas es más que una historia de corrupción. Es la evidencia de cómo el poder misionero se camufló detrás del relato de eficiencia y gestión, mientras algunos de sus hombres jugaban con la caja nacional.

Hoy, el silencio oficial resulta ensordecedor.
Y en política, el silencio también es una forma de hablar.

Porque si nadie se anima a decir que Thomas fue parte de ese sistema, entonces el sistema sigue intacto.

Y la última pregunta —la que nadie quiere escuchar— queda flotando en el aire:
👉 ¿Cuántos “Thomas” siguen operando en Misiones, amparados por el mismo blindaje político que lo protegió durante años?

Por Paola Wojtowichz